El poco compromiso y transparencia de los partidos políticos chilenos queda en evidencia, afectando brutal y directamente la Libertad de asociación política.
Escrito por Paola Cárcamo - Coordinadora Nacional de Inscripción
En términos democráticos, la libertad fue adoptada por la república una vez que se materializa la Revolución Francesa, entregando al ciudadano el estatus de hombre Libre y determinante de sus actos, siempre y cuando estuviera sumido bajo el Contrato Social. Esta noción de Libertad concedía al ciudadano el poder de asociarse a cualquier agrupación que no atentara contra el Estado de Derecho, y, así mismo, entregaba la posibilidad de renunciar con total independencia.
¿Por qué esta reflexión? Muy simple. Cuando uno desconoce los procedimientos de afiliación a los partidos políticos chilenos, se cree que la asociación se produce mediante la firma de aquel que expresa su voluntad de pertenecer a un partido y la renuncia constituye un acto de iguales condiciones.
Teniendo a la vista la normativa que regula a los partidos políticos, se puede apreciar la inexistencia de un procedimiento transparente y claro; Es más, éste queda al arbitrio de cada una de las colectividades y muchas personas desconocen sus actuales militancias. La Libertad de Asociación (en este caso, asociación política) y la voluntad de todo ciudadano de pertenecer y participar de una organización política es evidentemente pasada a llevar.
Ahora bien, no es menos cierto que muchos no recuerdan que alguna vez firmaron por un partido político, hecho que no desconoce la falta de probidad en el proceso de incorporación a sus filas. Se ha conocido de personas que en el proceso de formación de nuestro partido, ChilePrimero, se ha afiliado a causas medioambientales y resultan como militantes de algún partido.
En cuanto a la desafiliación, la normativa establece que esta puede ser realizada mediante petición al Presidente de cada partido, y además, mediante solicitud presentada en el Servicio Electoral. Pero realmente, esto no ocurre, puesto que los partidos políticos no retiran de su padrón a las personas que han manifestado voluntad de no pertenecer a sus filas, presentando su registro de militancia cada vez que se actualiza el padrón.
Cuando un ciudadano renuncia a un partido político en el Servicio Electoral, éste se encarga de remitir una carta al respectivo partido informando que el ciudadano en cuestión ha renunciado. Pero, nuevamente, el partido hace caso omiso a esta solicitud y muchas veces los mantiene en su registro de militantes. Este acto, si bien no cabe catalogarlo como un hecho de ilegalidad, sí constituye un claro acto en desmedro de la voluntad de cada ciudadano de participar en democracia. Y esta falta no tiene color político.
El poco compromiso y transparencia de los partidos políticos chilenos queda en evidencia, afectando brutal y directamente la Libertad de asociación política.
En definitiva, la manipulación de la pertenencia o no a organizaciones políticas provoca, una vez más, el desprestigio de la clase política, el desapego a la participación ciudadana, a la esencia democracia, y a la libertad de las personas.